Por Rocío López Palacín
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13 de octubre de 2022
¿Te has sentido alguna vez como si fueras una marioneta? ¿Notas que alguien maneja los hilos por ti? En ocasiones, debido a nuestra educación parental, a ciertas carencias afectivas o a las experiencias del día a día nos acomodamos a un estilo de relacionarnos con los otros muy dependiente. Esta espiral de comportamientos dependientes puede crear mucha angustia y frustración a la persona, ya que siente un vacío desmesurado y una necesidad de atención permanente. Si sientes que has aparcado tus necesidades, demandas mucha atención del otro, tienes miedo a la soledad, exiges muestras de cariño constantes, tienes dificultades para dormir, desconsuelo, celos o impotencia, puede que presentes dependencia afectiva. Esta dependencia provoca que busques la seguridad que te falta en el otro a través de la sumisión, una baja autoestima causada por la necesidad de reconocimiento y miedos constantes al rechazo o al abandono. Si te sientes identificado y no quieres perder tu “yo”, podemos ayudarte a trabajar en ti, a ganar autonomía y a conseguir que tu bienestar solo dependa de ti. Recuerda que la dependencia afectiva puede tener consecuencias como los celos patológicos, la insatisfacción en tus relaciones de pareja y otra serie de trastornos psicológicos. Rocío López Palacín Psicóloga